viernes, 15 de diciembre de 2006

"Síndrome del cajero automático"

“Síndrome del Cajero Automático”
Este síndrome no lo he encontrado descrito en ningún libro de medicina ni de sociología ni similar. Pero creo que existe. Antes y ahora existen los de debajo del puente los sin techos. Pero de un tiempo reciente a esta parte proliferan cada vez más y como setas los cajeros automáticos, donde casi en cada calle hay uno o varios de entidades bancarias diferentes. En el cajero automático hay un contraste de temperatura, su frialdad afectiva con el calor asfixiante que emana el motor de su máquina. Por paradoja pura no da dinero porque no lo tienen a los sin techos, pero por contraste le da “techo” y “calor” a los homeless class. Aquí encuentran una manta protectora al menos para pasar la noche fría, ya que al día siguiente el cajero automático sigue su función monetaria.
El síndrome del cajero automático es una variedad de los sin techos, y consiste por tanto en un transéunte crónico sin hogar radicado habitualmente en grandes urbes tecnológicamente desarrolladas( algunos sociólogos la denominan el cuarto mundo de las sociedades industrializadas). Donde se ven obligados a buscar un techo impersonal, que no es en la entrada de un edificio porque tiene portería, o en un parking porque tiene cuidador o en otras zonas públicas donde hay vigilantes y tampoco es la calle donde pasan frío. Sin embargo el cajero automático con su videocámara que vigila fríamente, y graba continuamente, lo deja pernoctar y le da el abrigo-manta necesaria para evitar dormir en la dura calle.
Los sin hogar se definen como las personas que carecen de residencia o domicilio estable y que se encuentran en una situación de exclusión social. Estas personas pueden haberse “establecido en una ciudad o moverse continuamente de una a otra”.
Las condiciones en las que viven las personas sin hogar, sin duda concentran sobre ellas muchas de las lacras de marginación que se producen en nuestra sociedad.
Son el conjunto de población más castigado no sólo por la falta de vivienda, sino también por el desempleo, la desestructuración familiar como el divorcio, el estigma público, el desarraigo social, las enfermedades mentales, el alcoholismo y las drogodependencias, el deterioro de su propia identidad y la falta de accesos a los servicios.
Es uno de los mayores problemas sociales de España es el número creciente de gente sin techo. Hoy en día se estima que 273.000 personas viven en la calle o en alojamientos mientras que el 15% de las viviendas permanecen vacías. También la desproporción de los salarios casi congelados con la cada vez mayor de la subida de precios de los pisos ya sea de venta o de alquiler por la especulación inmobiliaria, que algún periodista ya la ha denominado de “terrorismo inmobiliario”. Hay dibujo satírico de El Roto publicado en el diario El País que ejemplifica lo anteriormente expuesto: se trata de un sin techo durmiendo en la calle, tapado con unos cartones, donde tiene escrito a manera de pancarta-grafitti “más techos y menos cartones”. El desempleo y el desnucleamiento familiar son las 2 razones principales que contribuyen a la situación de gente sin techo en España.
La mayoría de la gente sin techo en España son hombres(con una edad media de 42 años y solitario), pero este perfil de las personas sin hogar ha ido cambiando y está cambiando mucho en los últimos años , ya que ahora hay “nuevas situaciones” como las personas con enfermedades mentales, inmigrantes, y los que vienen en pareja o con toda la familia. Por ejemplo en Madrid hay muchos jóvenes drogadictos que duermen en forma precaria y un número creciente de mujeres se encuentran entre ellos.
Es importante diferenciarlos de otro síndrome llamado de Diógenes, que consiste en casos repetidos de personas mayores con comportamientos extremadamente huraños que vivían recluidos en sus propios hogares y rehuían a cualquier contacto con otras personas motivó la aparición en la década de los 60 de un trabajo científico que detallaba este extraño patrón de conducta. En 1975 fue bautizado como Síndrome de Diógenes, en referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo griego (que vivía en un tonel) de la época de Aristóteles, famoso por preconizar un modo de vida austera y renunciar a todo tipo de comodidades.
En el Síndrome de Diógenes a diferencia del Síndrome del Cajero Automático, las personas tienen hogar y se recluyen en su propio hogar aislándose de la sociedad y también tienden a acumular grandes cantidades de basura en sus domicilios y vivir voluntariamente en condiciones de extrema pobreza y a veces suelen reunir grandes cantidades de dinero en su casa o en el banco sin tener conciencia de ello. Sin embargo en el Síndrome del Cajero automático, no tienen domicilio, y tampoco dinero a pesar de estar muy cerca físicamente del dinero plástico y de papel que emana el cajero automático.
Es importante señalar que un porciento elevado de los sin techos son enfermos mentales y en términos generales, un 45% de los enfermos sin hogar son también alcohólicos o drogodependientes. Igual que ocurre con los enfermos mentales crónicos, los enfermos mentales sin hogar, constituyen una población heterogénea, sin uniformidad en su origen, la demografía, la capacidad funcional y sus antecedentes previos.
Hay tres categorías:
En primer lugar suele ser esquizofrénica o alcohólica-drogodependiente, o ambas cosas a la vez, tener historia de hospitalización psiquiátrica y problemas de salud variados.
En segundo lugar suelen ser más jóvenes que la gente de la calle y suelen considerarse personas difíciles con trastornos de personalidad, alcoholismo o drogodependencia y trastornos de humor, acuden esporádicamente a distintos servicios mentales.
Por último tienen problemas de estrés situacional, más que una psicopatología específica.
Las personas sin hogar no sólo carecen de domicilio: suelen estar completamente desvinculados, con pocos o ningún contacto con la comunidad.
Están desempleados, aislados socialmente y sin contacto con sus familias. Se ha observado que las mujeres sin hogar suelen mantener sus habilidades y sus redes sociales en mayor medida que los hombres.
Organizaciones sociales como Cáritas y la Federación de Asociaciones de Centros para La Integración y Ayuda al Marginado (FACIAM) han elaborado propuestas concretas a la administración como son la petición de que la política de vivienda cuente con un mínimo de vivienda pública directa –unas 30.000 anuales, estiman- que se destine básicamente al alquiler a un precio razonable y con opción de compra, que se erradique el chabolismo y la “infravivienda”, la intervención sobre el patrimonio residencial degradado y asegurar, al mismo tiempo, el desarrollo de planes integrales dirigidos a personas con menos recursos que habitan esos barrios, entre otras.
La necesidad de pertenecer a algún sitio es esencial- según Alfonso Ramos(delegado episcopal de Cáritas), ya que estas personas sufren un deterioro de la salud física y psíquica al no tener cobijo que les “garantice seguirdad, independencia e intimidad”. Algo tan básico para cualquier persona, que además, es un derecho recogido por la Constitución Española.
El 18 de enero de 1998 fue decretado en España el día nacional de los sin techos bajo el lema “derecho a la vivienda”. Los recaudadores de fondos y las obras de caridad tienen como objetivo dar ayuda permanente a las personas sin techo ofreciéndoles también ayuda sanitaria, desarrollo social y ayuda en general para mejorar sus oportunidades de conseguir empleo.

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